Por Jaime Ordóñez. Participo hace varios años de una red de correos electrónicos en Costa Rica , absolutamente casual, llamada “paquevea”, una lista heterogénea de sujetos de distintos color y pelaje, intelectuales y empresarios, teólogos y economistas, etc. Todo un elenco, créanme. Ninguno de sus miembros se precia demasiado de la responsabilidad o (irres)ponsabilidad de sus comentarios. Siempre me ha parecido un cajón de catarsis e iconoclasias, de frases agudas, de pura joda y—en algunos casos—de verdaderas perlas de inteligencia. No obstante, nadie se lo toma demasiado en serio, lo cual está bien. La vida es corta.